Juan Pablo Mantilla
4 min readApr 13, 2021

El Árbol de Zoe

Por: Juan Pablo Mantilla

— ¡Qué lindo día! — dice

Zoe sonriendo. — ¡Mis amigos me llaman con sus melodiosos cantos!

Zoe, un pájaro con un hermoso plumaje, sale de su nido y de repente se encuentra con una oruga.

— ¿Tú qué haces tan cerca de mi nido? — pregunta Zoe sorprendida.— Busco hojas y frutas — dice la oruga tratando de pasar desapercibida.
— Ten cuidado, algunos pájaros comen orugas — Le advierte Zoe. — ¡No me comas por favor! Y pronto tendrás una amiga con quien volar — le suplica la oruga.

Zoe la deja libremente continuar.

— ¿Qué veo en esa rama? — Se pregunta Zoe con curiosidad.

— También era yo una oruga y me transformé en crisálida — responde la crisálida con tono suave y adormilado.

— Pero ahora no vas a poder moverte como antes — dice Zoe tristemente. — Al contrario. ¡Pronto me convertiré en una mariposa! Podré volar por todas las ramas de este gran árbol. Zoe se alegra de escuchar a la crisálida.

Siguiendo su vuelo, Zoe se topa con una ardilla que corre por las ramas del árbol.

— ¿Qué haces trepada en este árbol? — pregunta Zoe, siempre interesada en aprender.
— ¡Es aquí donde encuentro lo que más me gusta! — responde la ardilla con un tono chillón.
— ¿Te gustan las ramas y las hojas para correr?

— Si, pero aún más, los frutos que puedo comer.
Zoe se alegra de saber que la ardilla no se come sus lombrices.

Zoe sigue volando y llega cerca a la copa del árbol.

— ¡Que sonido tan extraño! Y en ese momento se encuentra con un panal de abejas.

— ¿Qué hacen ustedes tan arriba? — pregunta Zoe un poco confundida. — Cuidamos nuestro tesoro. Podemos compartir un poco contigo.

— ¿Cuál es tu tesoro?
— Prueba nuestra deliciosa miel — le ofrecen las abejas generosamente. Zoe se deleita. Nunca había probado algo tan dulce. Se marea de comer tanta miel y termina en el piso cerca al tronco del árbol.

Zoe abre sus ojos y ve un pequeño insecto.

— ¿Y tú qué haces llevando esa hojita en tu espalda? Yo uso mi pico para llevar ramitas al nido — dice Zoe.

— Me gusta trabajar todo el día llevando pedazos de hojas para comer — dice la hormiga un poco afanada.

Zoe se sorprende al ver cuanto peso puede cargar la hormiga. La ve muy ocupada y la deja tranquila seguir trabajando.

Zoe da medio giro y se sorprende al ver un oso panda tan cerca.

— ¿¡Tú también te alimentas del árbol!? — Grita Zoe del susto al verlo tan enorme.
— No te preocupes — le responde el oso panda mientras mastica hojas y ramas frescas — el árbol tiene para todos. Pero no para el leñador, quién se lleva todo y necesita poco. Después de un rato voy a otro árbol y dejo a este seguir creciendo.

Zoe se alegra al escuchar esto. Algo le simpatiza del oso panda que le da confianza y decide seguir volando.

Zoe sube y baja dando vueltas por el árbol. Descubre que muchos viven en su árbol. Al principio le asustaba, ya que parecía que lo estaban acabando. ¡Ahora sabe que mas bien, lo están cuidando!

Después de dejar al oso se encuentra con un mono.
— Pareces volar con tus saltos, además eres muy ágil por las ramas — dice Zoe encantada.

— Disfruto mucho jugar y comer los frutos que encuentro en este árbol — responde el mono y sigue saltando. — ¿También comes las ramas y las hojas frescas como el panda? — Zoe lo persigue para continuar la conversación.

— No. Si me las como no tendría por donde jugar y cómo alcanzar las frutas.
— Pareces muy inteligente. Sabes como cuidar — dice Zoe con asombro.

Zoe se da cuenta que el mono suelta unas semillas. Ella las sigue con su vuelo. En el suelo, cerca al árbol, se encuentran con un pájaro. — ¡Hola Zoe! Ya me han hablado de tu curiosidad — dice una codorniz mientras se come las semillas. — Buen provecho. ¿Qué pasa cuando no te comes todas las semillas? — pregunta Zoe sonriendo.
— Crecen árboles, así que me aseguro de dejar unas cuantas en el suelo — responde orgullosamente la codorniz.

Zoe está fascinada de aprender cómo cada animal cuida su entorno.

Zoe ve lo que parece ser un mono. Es una niña. Todos en el bosque le temen al cazador y al leñador, pero no le temen a los niños. Zoe se acerca para cantarle. La niña con nombre de flor se deleita con el canto de Zoe y trata de imitarla. — ¡Ta, ta, ri, ta, ti, tuí-tá! — Canta Magnolia y se rie a la vez.
Zoe se divierte con el juego.
La niña trepa por el árbol, come frutas, acaricia las hojas, y huele las

flores. Aveces descansa en las ramas bajo la sombra. Magnolia goza todo lo que el árbol le ofrece. Zoe se llena de admiración viendo a la niña disfrutar.

Zoe aprende en todos sus encuentros. ¡Qué gran universo es este árbol! Se eleva con sus alas aún más para contemplar el árbol desde el cielo. Con su pico en alto canta este mensaje para todos:

“Cuidemos los árboles. De ellos dependemos para comer, vivir y jugar. Cuando tomemos algo de ellos, dejemos también para los demás. Todos necesitamos de los árboles. Debemos darles nuestro amor. Desde sus raíces hasta sus ramas altas; todo está para compartir!”

Sign up to discover human stories that deepen your understanding of the world.

Free

Distraction-free reading. No ads.

Organize your knowledge with lists and highlights.

Tell your story. Find your audience.

Membership

Read member-only stories

Support writers you read most

Earn money for your writing

Listen to audio narrations

Read offline with the Medium app

Responses (1)

Write a response